El silencio político que grita: candidatos presidenciales omiten hablar de clima y medio ambiente
- Alexander Chest

- 28 oct
- 3 Min. de lectura
A pocas semanas de la primera vuelta de las elecciones presidenciales, hay un tema que brilla por su ausencia en los programas, los debates y las franjas: el medio ambiente y la crisis climática y de biodiversidad.
Fuente: El Mostrador/Juego Limpio
Fecha: 27.10.2025

Siendo Chile un país vulnerable en materia climática y en el que hemos sufrido incendios devastadores, inundaciones sin precedentes, crisis hídricas y conflictos socioambientales que se multiplican desde Quintero hasta la Patagonia, resulta alarmante que el cambio climático no forme parte sustantiva del debate político. Ni una estrategia integral, ni una visión de largo plazo. Solo silencios o frases sueltas que, en el mejor de los casos, mencionan la “transición energética” o la “innovación verde”, sin explicar cómo se implementarán o con qué recursos.
De acuerdo con un reciente informe de la ONG Uno.Cinco y que ha difundido Greenpeace, ninguno de los ocho programas presidenciales ofrece una estrategia coherente frente a la crisis climática.
Algunos, como los de Evelyn Matthei y Harold Mayne-Nicholls, presentan marcos más consistentes, pero siguen siendo parciales: carecen de propuestas robustas sobre biodiversidad, financiamiento o participación ciudadana. Otros, como los de Jeannette Jara y Franco Parisi, remiten la discusión a lo económico, ignorando los impactos ecológicos y sociales de la descarbonización. Y los candidatos Eduardo Artés, Johannes Kaiser y José Antonio Kast subordinan el medioambiente a visiones ideológicas o de crecimiento extractivista. En síntesis: nadie parece entender que, sin un entorno sano, no hay economía posible.
La falta de compromiso no es solo retórica. Chile ha suscrito tratados internacionales –como el Acuerdo de París, el Acuerdo de Escazú y el Convenio de Biodiversidad de Kunming-Montreal– que obligan al Estado a actuar. Pero la política se mantiene muda ante preguntas básicas: ¿seguirán vigentes estos compromisos? ¿Qué harán con los ecosistemas en riesgo, con los glaciares, con los humedales urbanos, con los océanos? ¿Respetarán el Acuerdo de los Océanos (BBNJ) y la postulación de Valparaíso como sede de su Secretaría Técnica? En el país aún esperamos respuestas.
El silencio también se extiende a la institucionalidad ambiental. Mientras se tramita la ley del Servicio de Biodiversidad y Áreas Protegidas (SBAP) y se discuten los reglamentos pendientes de la Ley Marco de Cambio Climático, no hay claridad sobre cómo fortalecer a la Superintendencia del Medio Ambiente o al SEA, organismos que hoy enfrentan más de 2 mil fiscalizaciones anuales con recursos insuficientes. Tampoco se ha escuchado un solo compromiso sobre justicia ambiental para las llamadas “zonas de sacrificio” –Mejillones, Tocopilla, Huasco, Quintero-Puchuncaví o Coronel–, donde comunidades enteras siguen respirando contaminación y esperando reparación.
En energía, la desconexión es igual de evidente.s. Chile ha cerrado 11 de sus 28 termoeléctricas a carbón, pero no existe un plan vinculante de cierre total antes de 2040, ni una hoja de ruta clara para reemplazar esa matriz con energías limpias y justa ¿Qué piensan hacer los candidatos con el litio, el hidrógeno verde y la electromovilidad? Hasta ahora, silencio.
En biodiversidad, la situación es crítica: más del 40% de los ecosistemas chilenos está amenazado y 618 especies están en peligro de extinción, pero ningún candidato propone un plan nacional para su protección. Tampoco hay compromisos claros sobre restauración ecológica o áreas protegidas. Y mientras tanto, las cuencas enfrentan estrés hídrico y los incendios forestales devoran el país año tras año.
A esta altura, el emplazamiento es inevitable: los candidatos presidenciales deben hablar de medioambiente, y deben hacerlo ahora. (Prensa)



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